Día 1 Pekín: Ciudad Prohibida
No estaba en mis planes ir a China (el gran y extenso país) en este año, ya que habíamos elegido Japón, pero a mi amiga y compañera de viaje, se le antojó dar el salto hacia otro país aprovechando que el trayecto iba a ser largo. Después de mirar varias opciones… descubrí que China tiene exención de visado disponible para residentes de diversos países para estancias inferiores a 144 horas en algunas ciudades, como por ejemplo Pekín. Y así fue como decidimos que nuestro viaje a Asia empezaría en la capital china.
Pertenece a una serie sobre China, si no lo has leído aún, te recomiendo Antes de viajar a China
Pekín es enorme, y las distancias son aun más gigantescas. Yo ya había estado en Ciudad de México (fue mi primera gran ciudad) y entendía que no iba a ser factible abarcar mucha visita en tan poco tiempo. En el día de nuestra llegada nuestro objetivo era la Ciudad Prohibida por su cercanía con nuestro alojamiento.
Una visita muy bien aprovechada y gracias a nuestro amigo David, residente allí. El caso es que ver una cara amiga nada más llegar a un país desconocido es una alegría inmensa. Si en el coche lleva una pegatina de GranCan (símbolo de Gran Canaria), eso ya casi alcanza el clímax. Todas las facilidades para nuestra estancia en Pekín se las debemos a él, a David. El día estaba muy nublado, de hecho pensábamos que era niebla. Sin embargo, se trataba de contaminación. Es tan preocupante que es como una neblina. De hecho, en el coche llevan un purificador de aire (increíble, ¿no?).
Puerta Tian’Anmen |
Manta para moto o bici |
Tras nuestro registro en el hotel (demasiado temprano para tener la habitación disponible), nos dirigimos a la Ciudad prohibida. Nuestro hotel tiene una ubicación magnífica. Había leído mucho sobre las ubicaciones de los hoteles, sobre algunos baratos ubicados en callejones misteriosos, o lejos de las estaciones de metro. El que elegí pertenece al grupo Novotel (Beijing Xin Qiao), en el que ya me había alojado en otros países, y fue buenísima elección.
Booking.comPudimos ir paseando hasta la Ciudad prohibida (todo recto por Qianmen E. Street). Por el camino observamos vehículos motorizados relativamente modernos pero bicicletas que debieron de ser heredadas de tres generaciones atrás que circulan, además, en masa. Pekín es un lugar frío en invierno, lo que entendemos que motiva que los motoristas y ciclistas usen una manta unida al manillar, curiosísima, que además las había muy customizadas. Yo vengo de una ciudad de frío también, donde se usa mucho la moto pero jamás he visto estas mantas.
Como contraste al uso de la bicicleta el aire está muy contaminado, al punto de sentir que se camina tras el tubo de escape de un autobús de manera continua. Yo soy alérgica, y quizás por eso lo acusé mucho más que mi amiga. Usar la mascarilla fue toda una bendición.
Para acceder a la plaza de Tian’Anmen hay que pasar un control de mochilas/bolsos (aunque creo que fue más bien por entrar al mausoleo y que nos metimos en esa cola por error). Por un altavoz se recita algo repetidamente. Intuimos eran instrucciones para pasar el control pero como no entendíamos el chino, pues sonaba bastante tétrico. En el centro de Información hay taquillas (para dejar mochilas o bolsos si se quiere acceder al Mausoleo), sin embargo, no encontramos ni mapas ni información útil. La plaza es grande e impresiona por su sobriedad. Al sur está la Torre Qianmen que es el museo de Historia de Pekín (fue lo primero con lo que nos topamos al venir de la calle del hotel), a ambos lados de la plaza está el Museo Nacional de China y el Gran Palacio del Pueblo, que es la sede del gobierno, y al norte la Puerta que da nombre a la plaza y que es el acceso a la Ciudad Prohibida. En el centro está un obelisto conocido como el Monumento a los Héroes del Pueblo, y junto a él está el mausoleo de Mao Zedong.
La Ciudad prohibida… no se sabe a ciencia cierta lo que es, hasta que se está allí. Nuevamente por mucho que uno lea guías o blogs en Internet, se queda corto. Es, ciertamente una ciudad por en cuanto a la extensión de terreno que ocupa. Son 72 hectáreas, que después buscamos en el hotel que correspondían al doble de campos de fútbol, esto es 144 campos de fútbol. Si se quiere apreciar bien, es necesario dedicarle tiempo. Hay dos leones guardianes en la puerta de Tian’Anmen. Pueden parecer iguales, pero en realidad son distintos: uno es macho y se representa con una bola, y el otro es hembra que está representada jugando con un pequeño león.
Nuestro acceso fue solo con nuestro pasaporte (ventajas de comprar la entrada con antelación). Alquilamos una audio guía que se activa según avanzas en el recorrido. Es bastante útil para ponerte en situación ya que la historia es interesante y compleja. La Ciudad prohibida se compone de numerosos edificios principales que ocupan la parte central, separados por enormes plazas, y otros complejos situados en ambos laterales. Algunas son salas de recepción utilizadas por los emperadores, otras salas de las concubinas, salas de exposiciones, jardines. La zona más al sur estaba destinada a propósitos ceremoniales mientras que la zona más al norte era para la familia imperial. Se aprecia el contraste. Lo utilizaron los emperadores por más de 500 años.
Hay muchas esculturas y relieves de animales, pinturas coloridas que mezclan sobre todo el azul, el rojo y el verde, puertas gigantescas, escalinatas que proporcionan perspectivas increíbles… Hay tanto que ver… tanto en lo que entretenerse… En las esquinas de los tejados se pueden observar unas pequeñas figuras en fila, dicen que protegen el edificio y a su vez representan el estatus del mismo. Tuvimos la oportunidad de ver un grupo de chinas (o asiáticas, no sabría asegurar que fueran específicamente chinas) vestidas con trajes típicos haciéndose fotos. Si se cuenta con Internet, hay varios puntos QR que facilitan información.
Cúpula en la Ciudad Prohibida |
Nuestro recorrido fue de sur a norte atravesando los edificios centrales y luego bajada por la parte este para terminar saliendo por la parte sureste, Donghuamen (no se puede salir por la puerta sur). Por esa salida está el río Tongzi que ocupa todo el foso de la Ciudad Prohibida (a lo castillo). Estuvimos tres horas y media en la visita.
Tomamos la primera calle que pudimos hacia la derecha para llegar nuevamente a la plaza de Tian’Anmen. Calle pintoresca, mucho vendedor. Tomamos el metro en Tian’Anmen East para regresar a nuestro hotel. Llevábamos más de 24 horas sin dormir, sin tener en cuenta lo que dormimos en el avión, así que nos echamos una gran siesta regeneradora (de unas tres horas). Nos dimos un gran banquete en el buffet libre del hotel. 100% recomendable. Como curiosidad, puedes pedir una cacerola con agua en un fuego portátil que se pone en la mesa, y que sirve para preparar comida cruda del buffet en la propia mesa: sublime!
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