Tailandia: En busca de una terraza de película
A veces cuando uno viaja busca lugares que ha visto en televisión o que nos han recomendado. Esto fue lo que nos pasó con la famosa Terraza Sirocco, conocida por salir en la película «Resacón 2. ¡Ahora en Tailandia!«
Esta entrada pertenece a una serie sobre mi visita a Tailandia, si aún no lo has leído te recomiendo que pases por Antes de viajar a Tailandia.
Para ponernos en situación, diré que ninguna de las dos turistas (mi amiga y yo) habíamos visto la película, por lo que la búsqueda de la terraza era un poco a ciegas. Esto contribuyó a nuestra confusión.
Llegamos al hotel de la cadena Lebua en metro desde MBK Center. La parada más cercana para bajar, a unos cinco-siete minutos andando, es Saphan Taksin, de la línea BTS Silom Line (más información sobre el Metro en Bangkok en Tailandia: Transporte).
El barrio que rodea al hotel es oscuro (la iluminación nocturna no es algo que destaque especialmente en esta ciudad). La entrada es bastante majestuosa (al menos la que nos marcaba Google Maps) pero no se accede al hotel directamente, pues la recepción estaba en otro lado. De hecho por donde nosotras entramos había locales vacíos y una impresión de que esa planta se encontraba en reformas. Localizamos el acceso al ascensor para subir a la terraza.
Famosa Terraza Sirocco, conocida por salir en la película «Resacón 2. ¡Ahora en Tailandia!«
Ahí nos pararon porque según no dejan subir bolsos-mochilas de tamaño que ellos consideran grande. En un espacio amplio, delimitado con unas mesas con manteles es donde teníamos que dejar nuestras cosas, como la consigna pobre de una discoteca. Daba un poco de mal rollo, pero bueno. Sacamos lo más importante y lo llevamos con nosotras. Diré en nuestra contra que íbamos poco arregladas para el momento, pues llevábamos todo el día «turisteando» y para más señas, mi amiga hasta llevaba los «pies negros» por tener que descalzarnos en los templos, lo que nos causaba bastante risa.
Tras dejar a regañadientes nuestras cosas nos atendió una señora uniformada. Nosotras pensamos que su trabajo era informarnos en plan cordial y tal, pero pronto descubriríamos que nos había pre-juzgado y no me gustó el trato. Nos preguntó cuál era nuestra intención y qué íbamos a consumir. Me pareció un poco grosero que lo preguntara sin haber visto el lugar, pero lo tomamos por algo propio del sitio. Se empeñó en mostrarnos una carta de cócteles donde sólo había cuatro y a cual más caro. Le preguntamos entonces por la comida, pero solo nos mostraba menús que superaban los 100 euros al cambio.
Nos preguntó cuál era nuestra intención y qué íbamos a consumir.
Cada vez nos descolocaba más la señora, porque lo que nos enseñaba no concordaba con lo poco que habíamos oído del lugar al que queríamos ir. Le dijimos entonces si no tenía una carta donde no tuviera que ser un menú predeterminado. Nos la enseñó pero nos dijo que teníamos que pedir «obligatoriamente» primero y segundo plato por persona. La señora me ponía cada vez más de mal humor. Me daba la sensación de que quería a toda costa o bien que gastáramos lo máximo posible o bien que dijéramos que no íbamos a subir.
Vistos los precios de la comida y los requisitos, decidimos ir directamente por el cóctel. Vimos cómo la señora se comunicaba mediante walkie talkie. Como no entendíamos lo que hablaba dimos por hecho que decía algo tipo «ahí os mando dos turistas que se van a dejar los cuartos, no las dejen escapar». Nos colocamos en la cola para entrar al ascensor y bajamos en la planta 52. Una pareja que venía con nosotros dijo que «NO» dando media vuelta y regresando al ascensor, después entendería esta acción. En esta planta se encuentran Breeze y Lebua Nº3, aunque esto lo descubriríamos después.
Las vistas de la ciudad de Bangkok, sobre todo al skyline son impresionantes.
Nos sentaron en una mesa alta con taburetes y vino una chica que nos habló en español. Pedimos dos cócteles (Glamour y Oscietra Passion) porque de los cuatro que había nos parecieron los más originales. Nuestra idea era compartirlos para probar dos distintos. El ambiente es oscuro con luces en tonos rosas o azules con música que invitaba a bailar. Las vistas de la ciudad de Bangkok, sobre todo al skyline son impresionantes. Al ser tan tenues las luces de la terraza, no dificultan las vistas de los rascacielos. No nos parecía que fuera el lugar de la película, pero tampoco disponíamos de mucha información. Cierto es que podríamos haberlo mirado en Internet, sin embargo, elegimos disfrutar del momento.
De pronto mi amiga dijo: Mira, ¡nos traen el cóctel de La Bella y la Bestia! Entonces me giré. Efectivamente Oscietra Passion estaba dentro de una urna de cristal semejante a la de la famosa rosa roja que determina el tiempo de la Bestia en la película de Disney La Bella y la Bestia. Preparamos nuestras cámaras para inmortalizar tan espectacular momento…. El camarero levantó la urna y salía humo. Este efecto estaba provocado por el hielo seco en un pequeño cuenco junto a la copa donde figuraba el caviar en una cuchara de nácar. Los camareros estaban expectantes de que probara el caviar.
Mi amiga y yo nos mirábamos con cara de… ¿no se pueden marchar? porque claro, si íbamos a compartir el cóctel, también el caviar… y con los camareros ejerciendo presión no iba a quedar muy bien tomar solo media cucharada. Así que yo fingí con una parsimonia impropia de mí que iba a tomar el caviar mientras mi amiga me miraba con ojos alerta. Cuando casi lo tenía, los camareros se marcharon por fin. Como dato curioso, el nácar es el material perfecto para probar el caviar. Una pijada, lo sé.
Mira, ¡nos traen el cóctel de La Bella y la Bestia!
Disfrutamos de nuestros cócteles mientras contemplábamos las bellas vistas de Bangkok. Habíamos vivido la parte de la ciudad de los templos, donde los edificios no son especialmente altos. En esos momentos teníamos ante nuestros ojos lo que podría considerarse la parte moderna de la capital. Cuando hubimos saboreado hasta la última gota de ambos cócteles, cosa que por el precio éramos merecedoras de recrearnos, decidimos marcharnos. Antes paseamos por la pasarela, que separaba la parte de cócteles del restaurante.
Vimos la carta por curiosidad y ¡eureka! este era el lugar de precios caros pero razonables, donde habríamos podido cenar.
Cuando fuimos a tomar el ascensor, nos ofrecieron subir a la azotea… Ahí entendimos el movimiento de la pareja que se había marchado nada más bajar del ascensor. Subimos y voilá, esta sí era la terraza de la película con la cúpula: Terraza Sirocco. Las escaleras tienen una iluminación maravillosa pero no nos dejaron tomarnos fotos ahí. Vimos la carta por curiosidad y ¡eureka! este era el lugar de precios caros pero razonables, donde habríamos podido cenar. Nos dirigimos al Sky Bar. Las vistas era espectaculares, pero la iluminación de la terraza era tan «alta» que no podía apreciarse bien el contraste. Sin embargo, desde aquí se vislumbraban mejor las zonas e incluso distinguimos en el horizonte templos que habíamos visitado, como el Wat Arun.
Una chica de uniforme se presentó hablando en español y se ofreció a hacernos fotos. Hasta disponía de una linterna que hacía de flash improvisado para sacar mejor las fotos. Aprovechando que hablábamos el mismo idioma (era mexicana) expresé mi queja con la señora de recepción, porque nosotras queríamos ir desde el principio a este lugar y que además si nos hubieran traído a este sitio hasta hubiéramos cenado. Le dije que había sentido que la señora nos había timado o incluso pre-juzgado por nuestras «pintas» dando por hecho que o bien no íbamos a consumir o que saldríamos corriendo por los precios que nos mostraba. Le expresé que eso hace que se hable mal del lugar.
Mientras estábamos tomando las fotos un conjunto de música se puso a tocar en vivo. El lugar es bastante espectacular, y aunque no lo catalogaría como imprescindible, si tienes tiempo lo incluiría. También lo haría en su versión nocturna, como hicimos nosotras.
El lugar es bastante espectacular, y aunque no lo catalogaría como imprescindible, si tienes tiempo lo incluiría.
Como indiqué en Día 2 Bangkok en este hotel de la cadena Lebua hay cuatro espacios: Terraza Sirocco , Sky Bar , Breeze y Lebua Nº3. Lo que sale en la película «Resacón 2. ¡Ahora en Tailandia!» son las dos primeras. Por tanto, insiste en que quieres ir a esas que son en la azotea y no a las otras dos que realmente están en la planta 52.
A favor, diré que las vistas desde Lebua Nº3 merecen la pena, y aunque no fue lo que buscábamos, no nos decepcionó. Nos parecieron carísimos los cócteles. Precio por dos cócteles 3.766,40 Baht. Desde entonces, en nuestro viaje, cuando algo se salía del precio normal lo comenzamos a llamar «siroccada».
Al salir del edificio The Dome, me llegó el mensaje con lo cobrado en la tarjeta por los dos cócteles. Fue tal la impresión, que acabamos cenando en el McDonald’s del cercano Centro Comercial Robinson.
Espero que con nuestra anécdota pueda ayudarte a que no te suceda lo mismo. Fue una gran clavada en cuanto al dinero, pero la experiencia y nuestras risas, bien merecieron la pena.
Dedico esta entrada a ¡mi compañera de aventura!
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