Nos vemos en Doha
Este viaje se planeó para tres personas, pero en un giro de los acontecimientos nuestra tercera pata tuvo que abandonarnos por causas de fuerza mayor. Esto desencadenó una serie de reajustes (sobre todo en los hoteles) y un montón de gestiones para recuperar parte de lo que había invertido nuestra amiga. Suerte que habíamos contratado un seguro de viaje (más información sobre los Seguros de cancelación).
Esta entrada pertenece a una serie sobre mi viaje a Asia, puedes consultar Antes de ir a Tailandia.
Pues bien, por un lado, el viaje lo íbamos a empezar con una persona menos. Por otro lado, teníamos una peculiaridad: comenzaríamos cada una en un país y nos uniríamos en otro (la escala) para llegar a nuestro destino final en Tailandia. Yo estaba en París, disfrutando el fin de semana en The Land Con 3 (Convención de Outlander, pincha en el enlace para saber más), una convención oficial de Outlander, la serie (pincha en el enlace para más información). Mi amiga volaría desde Madrid, llegando desde Granada. Conseguimos conectar tan bien las escalas gracias a la búsqueda en Skyscanner (puedes consultar mis consejos en Reservas: vuelos).
Mi fin de semana había sido muy intenso, con subidas increíbles de adrenalina y muy pocas horas de descanso (había que aprovechar). El vuelo salía muy temprano desde Charles de Gaulle (recordemos que París tiene tres aeropuertos). Por fortuna era el más cercano a mi hotel. Mis amigas de aventuras compartieron mi taxi hasta el aeropuerto y al menos el madrugón fue más llevadero (gracias Cristina y Alessandra). La terminal del aeropuerto que me tocó (terminal 1, distinta por cierto de la que había usado el año anterior para acudir a The Land Con 2) me encantó cómo estaba ideada para los controles. En primer lugar, dejé mi maleta tamaño mediana (protegida con su funda y su cinturón con código) en el mostrador de facturación. Peso permitido: OK. Después un señor te revisa el pasaje y te deriva a unas escaleras mecánicas. Fue como algo futurista porque en un patio circular con ventanas de cristal había distintas rampas mecánicas que conducen a distintas plantas. Una vez arriba es cuando pasas el control de seguridad.
Había recibido un mensaje de mi amiga diciéndome que iba camino del aeropuerto pero que se había levantado por casualidad porque no había puesto el despertador. Dos días antes, me había pedido copia de la reserva del hotel de Bangkok para que la tuviéramos ambas por si surgía un retraso en alguno de los vuelos o alguna no llegaba… Al parecer, el día anterior había hecho la maleta después de comer a pocas horas de tomar el bus que la llevaría a Madrid. Allí pasaría la noche para poder acudir al aeropuerto temprano sin problemas. Pero se acomodó y se quedó dormida al llegar al hotel, sin recoger las cosas completamente y lo más importante, ¡¡sin poner el despertador!!, porque claro, su idea no era dormir en ese momento… Entonces, por una casualidad del destino, sintió que tenía que despertar. Recordó que se había dormido sin más. Se le pasó por la cabeza que había perdido el vuelo. Por una parte no quería abrir los ojos para descubrir la realidad. Ya se veía buscando vuelos alternativos, dando por hecho que perdería un día de viaje. También pensando que si el vuelo era muy caro igual tenía que cancelar el viaje. Así que se armó de valor y miró la hora: 3.30. ¡Bien! Sintió alivio. La hora para estar en el aeropuerto era sobre las 6.30 para la facturación y los controles, así que ¡¡tenía tiempo de sobra!!
Yo ya había facturado sobre las 6. Mi amiga sobre las 7. Listas para abordar. Por fortuna, el avión que me tocó era enorme ¡hasta con piso superior! Mi asiento estaba muy cerca de la puerta por donde embarcamos. Al poco de despegar observé que había muchos asientos vacíos, así que busqué un lugar que tuviera la fila entera vacía y me desplacé allí. Iba a poder disfrutar de un sueño reparador… pues el fin de semana había sido de aúpa. Al parecer a mi amiga le pasó igual. Ambas pudimos descansar. El baño, para ser de un avión, es a todo lujo, hasta diría que amplio. La comida normal, sin nada especial que destacar. Bueno sí, el tamaño de la botella de agua. En este viaje descubriría una serie de tamaños y formas muy originales. Me tocó ver el amanecer desde el avión con unas hermosas vistas de Doha que de manera natural se apreciaban como en blanco y negro.
Al aterrizar tuvimos que pasar un control de seguridad. Ahí pude escuchar gente que venía del vuelo de Madrid, así que supuse que mi amiga había llegado. Nuestra consigna era intentar conectarnos al WIFI gratis del aeropuerto para comunicarnos o vernos directamente en la puerta de embarque del siguiente vuelo. Mientras tanto, descubrí una tienda Harrods, super famosa en Londres. Está situada cerca del famoso Oso-Lámpara. Es obra de Urs Fischer y su nombre real es Untitled Lamp/Bear. Creó una edición compuesta por tres osos (de 20 toneladas) entre 2005 y 2006. Hay dos amarillos y uno azul. Este último actualmente está en la Universidad de Brown en Providence, Rhode Island.
Conseguí conectarme al WIFI gratis (son necesarios los datos del billete de avión). Me dirigí a la puerta de embarque y ¡nos encontramos! Así que intercambiamos nuestras anécdotas, dimos vueltas y nos sentamos a esperar la salida de nuestro siguiente vuelo. Ella llevaba un poco de sobre peso en la maleta facturada. De pronto, se le ocurrió que ¡podíamos haber ido de mochileras! No es que yo sea muy fan de esa forma de viajar… pero sí que la había planteado para evitar facturar. La idea se esfumó de mi cabeza cuando el equipaje de cabina permitido en algunas aerolíneas no podía sobrepasar los 5 kilos. Para un viaje de una semana pues igual hubiéramos apañado, pero para más de quince días y con lugares tan dispares (mar, playa, ciudad, excursiones) hubiera sido difícil, o al menos para nosotras (una con más de los 20 kilos permitidos) ¡a quién íbamos a engañar!
La aerolínea Qatar da muchas facilidades por si quieres hacer una escala larga y combinar tu reserva de vuelo con una noche de hotel. Qatar está ahora en auge por la celebración del próximo mundial de fútbol. Desde el avión se aprecia uno de los campos de fútbol que formarán parte.
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