Día 8- Islandia – Último día
Esta entrada pertenece a una serie sobre mi visita a Islandia, si aún no lo has leído te recomiendo que pases por Antes de ir a Islandia o Día 7 Islandia
El día comienza nublado y lluvioso. Cargamos el coche y ponemos rumbo a Reykiavik. Para recortar la ruta en carretera decidimos pagar por pasar por el túnel de Hvalfjordur. Se trata de atravesar bajo el agua el fiordo y de este modo ahorrarnos bordear todo el fiordo. El túnel la única diferencia que tiene respecto a cualquier otro es que en el inicio vas cuesta abajo, luego un trayecto llano para finalmente subir a la superficie. En las máquinas se puede pagar con tarjeta. Es como un acceso de autopista.Al llegar a Reykiavik pasamos por el «viajero del sol» que estaba lleno de turistas. Nos alegramos aún más de haberlo visto el día de nuestra llegada. Tuvimos algo de dificultad en encontrar aparcamiento (sábado por la mañana y además con una carrera atravesando todo el centro). Finalmente aparcamos en los alrededores de la calle Ægisgata en zona blanca, esto es, sin tener que pagar.
Plaza Ingólfstorg |
Lo primero que hicimos fue ir a mirar los tours en barco para ver los puffins o frailecillos, ya que durante todo nuestro recorrido en Islandia no los habíamos visto. Contratamos con Sea Adventures (47,42€ por persona), pues siguiendo las recomendaciones de Internet tenía buena puntuación y buena relación calidad/precio. Una vez con nuestra hora fijada para el tour, nos dirigimos a visitar el centro de Reykiavik (destacando el parque Ingólfstorg y el Ayuntamiento). Es una muy buena zona para perderse caminando. Después de la excursión fuimos a la Cathedral of Christ the King y desde el lado contrario del lago vimos la Fríkirkjan í Reykjavík, ya que por motivos de la carrera el acceso en coche se estaba complicando en exceso.
– Tour de Puffin. La duración es de una hora. El barco es una embarcación pequeña, casi familiar. Tiene aseo pero pequeño (por no decir enano). Tiene una zona para ir sentado en el interior y otra en el exterior en la planta baja o en la parte superior en exterior. Yo elegí esta última porque tiendo a marearme. Mi amiga prefirió quedarse en el interior por la lluvia y el frío. Hay que ir abrigado porque por la velocidad (no es que sea velocidad terminal pero la suficiente) se siente un viento helado, y en nuestro caso chubasquero porque estaba lloviendo. La excursión se detiene cerca de un islote que está lleno de puffins. Los ves volando o flotando en el mar. Algunos nos pasaron muy cerca pero era muy difícil captarlos con mi cámara (uso la de mi teléfono).
Mi recomendación personal es que si has podido ver puffins en otra zona de la isla, puedes ahorrarte la excursión. Nosotros no tuvimos problema en la reserva en el mismo día en el propio establecimiento pero en temporada alta es recomendable contratarla con antelación.
– Compra de recuerdos / regalos: después de dar la vuelta a toda Islandia y mirar muchas tiendas de souvenirs, recomendamos esta tienda para comprar todo lo que necesites porque es la más económica que encontramos. Además tiene de todo lo que quieras. Su nombre es Röst, está en el puerto y es también restaurante.
– Krýsuvík. Después de visitar otras zonas «calientes» del país no sorprende especialmente. El acceso es por carretera de gravilla en su gran parte y con curvas pues está entre montañas. La zona tiene aparcamiento gratuito. Hay pasarelas de madera para la visita. El olor a azufre está presente, como en todos estos lugares. A nosotros nos tocó lluvia fuerte, así que la visita la hicimos deprisita.
– Spa Blue Lagoon. Espectacular. La entrada es cara, la más cara de toda Islandia, pero realmente te hacen sentir que estás en un lugar que lo merece. Se trata de los baños termales más famosos del país, que cuenta con sus aguas color turquesa por el efecto del sílice. Nosotros adquirimos la entrada básica que incluye acceso al baño, mascarilla de sílice (las veces que quieras), una bebida dentro del agua, uso de toalla, taquilla y duchas (que cuentan con champú y acondicionador). El complejo cuenta dentro de la zona de baño, con sauna, baño turco, cueva, chorros de agua relajante, bar, asientos en círculo… En el exterior tiene un restaurante de lujo, tienda con productos de tratamiento, y zona de masajes y tratamientos. Aparcamiento gratuito. Cuenta con un edificio con taquillas de todos los tamaños (imagino que para la gente que llega en autobús o de camino al aeropuerto y no lleva coche). Desde aquí hasta la entrada hay que caminar bastante por un sendero señalizado y adoquinado.
Camino de acceso a Blue Lagoon |
Lo primero que hacen es canjear tu bono (adquirido con antelación a ser posible porque se agota) por una pulsera azul (nos recordaba mucho a la de Disney Orlando) que sirve para acceder /salir del recinto de agua y activar / desactivar tu taquilla, también te asocian la pulsera a una tarjeta de crédito. Te entregan una toalla. Una vez en los vestuarios se aprecia lujo allá por donde miras. Nada más entrar tienes varios aseos. En la izquierda espejos que me recordaban a los de un camerino de estrella de cine, con secadores a disposición y asientos tipo taburete bajo. A la derecha zonas de taquillas distribuidas en estancias / habitaciones que cuentan cada una con una banca central para sentarse y un probador para poder cambiarse en privacidad. En la pared que da al pasillo hay zapateros, ya que como es costumbre hay que dejar las botas /zapatos exteriores fuera de la taquilla. Indicar que la taquilla se cierra con la pulsera simplemente apretando la taquilla y acercando la pulsera al visor (recuerda de manera electrónica cuál es la tuya).
Blue Lagoon |
Ya que has dejado todas tus pertenencias y estás solo con tu bañador, chanclas y toalla (también cámara o móvil si es acuático o lo tienes protegido por alguna funda, como fue nuestro caso) estás preparado para salir de la estancia de taquillas por la derecha (lado contrario al que usaste para entrar) y recorriendo el pasillo hacia la derecha se llega a la zona de duchas así como a la salida a la zona de agua. La toalla se puede dejar en un casillero numerado pero no cerrado (nosotras las dejamos directamente en nuestra taquilla). Puedes ser valiente (como hicimos nosotras) dejar las chanclas y salir corriendo al exterior para entrar al agua, o puedes acceder directamente al agua desde el interior y salir por una puerta que hay dentro del agua.
La zona de agua es bastante más grande que la de los dos baños termales que probamos en nuestro viaje. El agua súper caliente en contraste con el frío y lluvia exterior. Primero dimos una vuelta de reconocimiento del lugar. La mayoría de visitantes es de habla no española pero nos encontramos con unos chilenos con muchas ganas de conversar. Ellos estaban en escala larga hacia otro destino y habían aprovechado para pasar las horas de espera a remojo en uno de los lugares más famosos de Islandia. Si que es cierto que de unos años hasta ahora el incremento de vuelos que hacen escala en este país se ha visto incrementada, supongo que por la buena disposición del gobierno o de la gestión del propio aeropuerto.
Desde el agua se puede acceder a un «bar» de mascarillas, unas de pago y otras, como la de sílice, gratuitas. Pones la mano y unas empleadas te dan con un cucharón una cantidad de masilla. Como tiene buenas propiedades para la piel, pues ahí estamos todos cubriendo nuestra cara, cuello y brazos… porque claro, cualquiera sacaba del agua cualquier otra parte del cuerpo con el fresquito que hacía fuera… Pasado un tiempo la mascarilla se seca y se vuelve más dura. Puesto que el agua donde te estás bañando y el fondo están compuestos por este mineral, cuando te has cansado de llevarlo solo tienes que lavarte con el propio agua en el que te estás bañando.
Mapa Blue Lagoon |
Hay carteles informativos donde se indica que el agua se renueva cada 40 horas de forma natural y por su composición no sobreviven bacterias, esto hace que no sea necesario el uso de cloro u otros químicos para su depuración. Nos dirigimos hacia el bar para pedir nuestra bebida gratuita. Hay una gran variedad incluida. Nos decantamos por batidos (Skyr smoothie). Se agradece que estén fresquitos para contrarrestar la temperatura del agua. Estuvimos en cada rincón disfrutando y haciendo fotos. El tiempo total que estuvimos en «remojo» fue de dos horas y media… que se nos hicieron cortísimas. Salimos por la puerta que hay en el agua para no morirnos del contraste al exterior. Después tuvimos tiempo de ducharnos, lavarnos bien el pelo (pues recomiendan hacerlo y usar el acondicionador porque el cabello con los componentes de la laguna tiende a secarse casi al punto de no poderlo peinar). Punto a favor es que las duchas son todas individuales.
Cuando nos disponíamos a salir llegaban un montón de asiáticos, menos mal que llegamos antes porque nosotras no tuvimos que hacer nada de cola. Para salir hay que usar la pulsera en los tornos… y oh, sorpresa, se abre una cajita para que deposites la misma antes de marcharte! Me pareció sublime! Qué manera tan práctica de llevar a cabo la recogida de pulseras! pues si no la depositas el torno no gira…
Dimos un paseo por la parte exterior de la laguna haciendo fotos increíbles y con mucho azul.
– Aeropuerto Kefliavik. Paramos antes de llegar al aeropuerto para poner gasolina al coche. El total de gasto de gasolina en el viaje fue de casi 320€ para 8 días (una media de 40€ al día). Dejamos el coche, pasamos la entrega con éxito (afortunadamente la lluvia había limpiado todo el barro y los mosquitos). En el aeropuerto descubrimos una tienda de productos de la Laguna Azul. Compramos comida para llevar para cenar en el avión.
En la cola de embarque escuchamos a unos chicos que contaban que se les había pinchado la rueda del coche en una carretera de gravilla. Su coche no era un 4×4. Hay que tener mucho cuidado con la velocidad si no llevas un vehículo apropiado.
Dacia Duster, nuestro compañero de viaje |
Los puntos visitados están señalados en Islandia, Conclusiones
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