BTS en Busan, inolvidable
Inolvidable describe muy bien mi experiencia en el concierto de BTS en Busan. Si eres ARMY me entenderás perfectamente al leer estas líneas.
Para hacer una breve introducción y comprender el alcance aprovecharé para contarte mis antecedentes. La música de BTS llegó a mi vida en un momento complicado, de la mano de una amiga de hace años. Su diverso contenido multimedia me ayudó a pasar mis días y comencé a anhelar asistir a un concierto de ellos y más aún en su país origen, Corea. Siempre me había parecido que los conciertos en su tierra tenían algo especial, diferente, por la disposición del escenario en el estadio, por la tecnología, por el público…
Esta entrada pertenece a una serie sobre mi visita a Corea del Sur (visita el enlace para más información).
Todo lo que rodea a un concierto de BTS es monumental. A pesar de haber estado en otras ciudades donde ya me percaté del alcance del grupo a nivel global, Busan estuvo en otro nivel. Un único concierto con la idea de promover la ciudad como candidata para la Exposición Mundial de 2030 y una lista de canciones desconocida puesto que no formaba parte de una gira, fueron suficientes para generar una gran expectación. La entrada sólo podía conseguirse mediante sorteo, no había oficialmente un lugar donde comprar (aunque desafortunadamente hubo quien quiso lucrarse mucho a costa de su suerte). Y aún así, gente de distintas partes del mundo se reunió en Busan, una ciudad que se tiñó de morado (color que representa a los fans de BTS, ARMY) y que preparó actividades relacionadas para recibir a sus visitantes.
Desde muy temprano en mi hotel (cerca a la estación de Busan) podía fácilmente distinguir a ARMY. Las calles, el metro y la salida hacia el estadio estaban llenas de caras emocionadas. Repartían agua con la cara de Suga, o te entregaban un banner con un mensaje para Jin. Podías hacer fila para recibir regalos de los patrocinadores o comprar merchandising oficial en el sitio u on line con recogida en el estadio. Los extranjeros debíamos hacer fila para recibir la entrada física y realizar la verificación. Había tal cantidad de gente que tardé tres horas en conseguirla. Por el camino, como si el destino lo quisiera, me encontré con mis amigas y logramos comer juntas de los puestos que instalaron en las inmediaciones.
Por mi parte, la organización del concierto fue muy buena, aunque sé por las redes sociales que no todos tuvieron la misma percepción que yo. Había una zona de espera distribuida según la letra y número de la pulsera de acceso. Dentro de cada se separaba en filas por número y cada fila en orden de la entrada. El acceso lo hicimos en filas de dos y creo que cuando por fin pisé la pista del estadio tuve una sensación como si estuviera desfilando en la ceremonia de inauguración de unos Juegos Olímpicos.
Lo siguiente que captó mi atención fue el escenario marcado con infinidad de detalles. «Oh, esto es Corea», recuerdo que pensé, «así se siente un concierto aquí». La parte superior era una réplica de la portada de su último disco recopilatorio «Proof». En los laterales había elementos que hacen una clara alusión a las distintas eras de BTS en su carrera y que también forman parte del MV «Yet to come». El estadio se iba ocupando y yo daba gracias por permitirme estar ahí presente en pista.
El concierto comenzó con una incendiaria «Mic Drop» (la misma que con la setlist de la gira «Permission to dance» pensé ya no sería capaz de ver nunca en vivo) y automáticamente después llegó la más esperada «Run BTS». Esa presentación superó cualquier expectativa y ya después pensé «disfrutemos». Armybomb (la lightstick oficial de BTS) arriba y pocas grabaciones me sumergieron aún más en el show. Me parecieron muy acertados los bloques por unidades que nos dieron la oportunidad de escuchar canciones de eras pasadas («Butterfly» y “BTS Cypher PT.3: KILLER”), misma que las Baby Army pensábamos haber perdido o aquellas que se hacían con público en un estadio por primera vez (“00:00 (Zero O’Clock)” y “UGH!”). Entendí entonces aquella queja en redes de los conciertos de Los Angeles donde decían que los Fanchant no se escuchaban lo suficientemente fuerte, porque es real que en Corea se oyen mucho más alto. Las Armybomb tienen un movimiento constante, diría que incluso arrítmico con la música, pero en general es una vista bella del estadio cuando se tiñe con los distintos colores. Todos los integrantes tenían una energía increíble en el escenario, como siempre, aunque se notaba un cierto aire melancólico.
En la parte superior, el logo de Proof se convirtió en pequeñas pantallas que mostraban detalles de la carrera de BTS, sus discos, sus eras, sus fotografías… y por detrás destacaban los fuegos artificiales. Mariposas manejadas con drones o una ballena gigante decoraron un escenario diferente. El concierto me pasó en un suspiro, cierto que tuvo una duración inferior que un concierto propio de BTS, unas dos horas. Durante Army Time el público se arrancó a cantar reiteradamente el «Cumpleaños feliz» en su versión coreana (¿cómo es posible que sea capaz de cantarlo?) por el reciente cumple de Jimin, nacido además en la propia Busan. Las letras de Army y BTS se dibujaron con las Armybomb. «Spring day», «Young forever», «For youth» fueron un trío con el que fue difícil evitar emocionarse. En el encore, sentí los discursos más largos, y aunque no entendí el 100%, por la reacción del público pude intuir que sonaban a despedida. Todos los presentes teníamos en mente que el Servicio Militar obligatorio en Corea era algo que inevitablemente supondría un alto en sus actividades, como ya anunciaron en junio de 2022.
«Yet to come» fue la última en sonar en el escenario. Los banner se elevaron a vista de los chicos pero a una altura muy respetuosa y el estadio tomó un bello color morado. Con el mensaje «lo mejor está por venir» los miembros de BTS pusieron un emotivo final al concierto. Con una punzada en el corazón, cada quien esperó pacientemente a su tiempo para salir del estadio, porque hasta para eso fueron organizados.
En mi mente me quedó el hecho de que había sido una de las miles afortunadas que estuvo presente en este concierto único con las que comparto la dicha de haber visto en persona la coreografía de «Run BTS». Mis expectativas fueron complacidas en su totalidad y soy muy feliz por haber vivido esta experiencia. Me quedo con la dicha de las amistades que aún conservo.
SORTEO:
Aprovecho también para mostrar mi gratitud a aquellas amigas que contribuyeron a que todo se diera de esta manera.
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