San Petersburgo, de palacio en palacio

Pertenece a una serie sobre San Petersburgo, si no lo has leído aún, te recomiendo Antes de viajar a Rusia y San Petersburgo, que ver



Para el día de hoy es imprescindible realizar reservas. Con ello evitamos colas e imprevistos.

PETERHOF

Para la visita de este palacio hay que diferenciar muy bien entre verano e invierno. Mi experiencia te hablará de invierno, por lo que si vas en otra estación tendrás que tener en cuenta que los jardines son de pago, así como que la afluencia de gente es mucho mayor que en la época en la que nosotros fuimos. También he de decir que los jardines cambian mucho de invierno a verano, uno de los ejemplos claros de diferencia es que las fuentes están operativas solo en período estival. Para más información sobre los horarios y precios puedes consultar San Petersburgo, que ver .

Se puede llegar a este palacio con una excursión, en transporte público y en taxi (en verano existe la opción también del barco). En este viaje éramos tres, por lo que la opción de taxi mediante la App Gett fue la opción más económica y la que más libertad de movimiento nos proporcionó. (Para más información sobre Gett puedes consultar Antes de viajar a Rusia . A las 8.30 de la mañana estábamos ya en camino. Tardamos tres cuartos de hora en llegar.

Primero dimos un paseo por el jardín superior pero fuimos sorprendidos por la primera nevada de la temporada. Sacamos los chubasqueros prosiguiendo nuestro camino. Mientras hacíamos tiempo para la hora de apertura del palacio fui a dar una vuelta por la parte oeste de los jardines de la parte inferior. Hice una foto a un plano del recinto que me sirvió de ayuda para orientarme a encontrar las fuentes más famosas.

Mapa Peterhof

A las 10.30 fuimos al acceso. Casi entramos en crisis cuando vimos que había una cola enorme para entrar ¡y nosotros perdiendo tiempo viendo jardines después del madrugón! Finalmente la cola era para grupos. Nosotros que ya teníamos la entrada adquirida por Internet, directamente teníamos que pasar por la taquilla de canje. Una vez pasado este trámite hay que dirigirse al acceso y ponerse unos cubre zapatos de color marrón (para no estropear los suelos de madera). Después ofrecen (obligan) dejar mochilas y abrigos. La visita es dirigida, esto es, pasas de una sala a otra siguiendo un itinerario establecido. Nada tiene que envidiarle a otros palacios europeos. Me gustó que algunas salas estaban decoradas tal y como serían en la época.

Tras acabar la visita, fuimos a pasear por la parte este del jardín inferior. En el mismo sendero donde puede verse la fuente del ajedrez hay una escultura de un señor con unas botas anchas al que la gente suele tirar monedas para tratar de atinar a meterlas dentro de las botas. Regresamos a la zona del palacio por la zona de la Iglesia que no se permite acceder. Estuvimos unas tres horas y media incluyendo jardines y palacios. Ahí hay un restaurante, saliendo hacia el oeste, donde comimos: delicioso y barato.

Solicitamos otro taxi con la App Gett para que nos llevara hasta el Hermitage, siguiente visita del día.

HERMITAGE

Si hubiéramos tenido más días disponibles con el museo abierto, quizás habríamos elegido dedicarle exclusivamente un día. Es un lugar muy extenso y uno acaba borracho de tanta obra. Es inteligente comprar las entradas por Internet porque ofrecen varias ventajas: la primera es que la entrada es válida para cualquier día desde su compra hasta seis meses después, la segunda es que te ahorrarás colas al acceder e incluso al salir, ya que el acceso no es por la entrada principal. Parece que vas a entrar por la zona de servicio… Ubicación entrada . En la web lo explican muy bien. Hay que dejar mochilas y abrigos (gratis), lo cual es un alivio. Para más información sobre los horarios y precios puedes consultar San Petersburgo, que ver .

Para que puedas aprovechar al máximo la visita, en caso de que solo puedas dedicarle un día, o medio como fue mi caso, es localizar qué queremos ver en el mapa del Hermitage. Te facilito el que me dieron en el acceso.

El Hermitage nació de la colección privada de Catalina la Grande. Se dice que no le gustaba mucho salir y que por ello comenzó a atesorar las obras de arte. Para albergar su colección mandó construir el Pequeño Hermitage y posteriormente el Gran Hermitage. Después a mediados del siglo XIX se construyó el Nuevo Hermitage, que fue el primer edificio que abrió sus puertas al público como museo. El último edificio en abrirse para las visitas fue el Palacio de Invierno.

Lo más destacable para mí del museo del Hermitage son las estancias que pertenecieron al Palacio de Invierno. La más importante para mí es la Sala Pabellón o Pavilion Hall conocida por el reloj de pavo real. No se muestra en funcionamiento a día de hoy, pero hay una pantalla que lo muestra. No te dejes maravillar solo por el reloj, pues el resto de la estancia es impresionante. Cabe mencionar otras dos salas, no porque destaquen sobre las demás sino por la historia: Loggia de Rafael (227) pintada por discípulos de Rafael por orden de Catalina la Grande tras su visita al Vaticano, y la Galería de la Guerra (197) donde cuelgan retratos de líderes militares que lucharon contra Napoleón.

Reloj

El museo es considerado como uno de los más grandes del mundo. Ofrece estupendas vistas al río Neva. Estuvimos tres horas y media aproximadamente.

TEATRO MARIINSKI

Es junto con el Teatro Bolshoi en Moscú el más importante templo del ballet Ruso. Fueron diseñados ambos teatros por el mismo arquitecto. No ofrece visitas al público, por lo que sólo puede verse si se asiste a una representación de ópera o de ballet.

En la calle Malaya Morskaya tomamos el bus para llegar al Teatro Mariinski. Si se está en Rusia hay que ver un auténtico ballet ruso. Las entradas las adquirí con antelación aquí . Tienes que tener cuidado de, si quieres vivir una experiencia más auténtica, sea en el edificio antiguo y no en el moderno. La obra se llama Firebird (pájaro de fuego). Como llegamos pronto, decidimos hacer tiempo cenando en Café Teatro .

Destacar que la gente va muy elegantemente vestida al ballet, algo que creo se está perdiendo en España y que estaría interesante recuperar. Incluso las niñas iban vestidas al estilo princesas, súper preciosas. A la hora de instalarnos en nuestros lugares, los acomodadores eran un poco confusos. Por fin, la obra comenzó… pero nos dejó muy desconcertados pues simulaban ser marionetas, una historia un poco rara. De pronto el telón se bajó dando por finalizada la obra (la duración había sido de una media hora aproximadamente). Salieron los bailarines, les entregaron un ramo de flores…

Nosotros nos dispusimos a salir pensando que había acabado, aunque estábamos muy sorprendidos, cuando descubrimos que la gente no se estaba yendo, sino que estaba tomando un aperitivo. Pedí un programa que compré, pero no me sirvió de mucho porque estaba en ruso. Busqué en el traductor (el truco es buscarlo en tu idioma, traducir y comparar entonces textos). Coincidía el título de la obra con la del programa, por lo que nuestra obra aún no había empezado. Habíamos asistido a una pre-obra. Nos volvimos a sentar, aun un poco incrédulos. Cuando volvió a subir el telón… vimos aparecer la bailarina con el tutú rojo… inconfundible el pájaro de fuego. La obra nos envolvió durante una hora más olvidándonos del cansancio acumulado por la intensa jornada del día de hoy. La experiencia es muy recomendable aun si no eres un experto en ballet, y lo mejor de todo es que no es necesario saber ruso, puesto que el ballet no es cantado.

A la salida, había nevado. En la calle Ulitsa Dekabristov tomamos un bus de vuelta al hotel.

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