Islandia- Datos a conocer antes de viajar

Algunos han podido seguir mis aventuras en Islandia, mi último viaje en junio 2018 a través de mi cuenta de Instagram @maryajosess

Islandia es un país desconocido, que ejerce como imán sobre todo para aquellos amantes de las auroras boreales. Organizar este viaje creo que ha sido de lo más tedioso porque para sacarle el mayor partido a los días que íbamos a estar de visita había que conocer de antemano cuál sería la ruta a elegir.
Fue de gran ayuda tener amigas que ya habían estado en Islandia, en distintos años y en verano. Leí muchos blogs, y recomendaciones. Todo esto me ayudó a ubicar en el mapa de Islandia los puntos de mayor interés, así como los puntos que algunos viajeros tenían en su top. Por suerte o por desgracia, en ocasiones elijo como lugar a visitar uno del que he visto una foto en Internet, me llama y me visualizo haciendo mis propias fotos. Así es que parte de lo que iré comentando irá acompañado en la medida de lo posible por su fotografía correspondiente para que te (permíteme que te tutee) ayude a elegir tus puntos favoritos.
La ruta. Lo primero que había que decidir era si íbamos a querer dar la vuelta a la isla. La mayor parte de los puntos de interés, están en el sur, y ahora que he regresado del viaje, puedo decir sin lugar a dudas que efectivamente es así. Por lo que ir al norte de la isla va a depender casi más del tiempo que tengas para invertir en tu viaje. Nosotras que somos un rato ambiciosas, decidimos que daríamos la vuelta a toda Islandia, por lo que lo siguiente era decidir en qué dirección lo haríamos. La mayor parte de la gente elige seguir el sentido de las agujas del reloj (lo leí en muchos sitios y lo comprobamos allí) pero nosotras aplicando nuestra propia lógica decidimos hacerlo al revés. La razón que nos llevó a esta decisión es porque en el sur teníamos más puntos para ver que en el norte y nos pareció más adecuado empezar por lo más importante y acabar en lo que menos, por si nuestro nivel de cansancio nos obligaba a reducir los tiempos de ruta.
El alojamiento. Lo siguiente fue elegir los hoteles. La idea era alojarnos en un lugar que fuera el punto final del día y el punto de partida del siguiente día. De modo que organizamos las rutas diarias por kilómetros recorridos con el coche (calculados con google maps). De nuestras siete noches solo dos finalmente se salieron de la ruta establecida (el primero porque lo ideal hubiera sido descansar kilómetros antes, y el segundo justo por lo contrario). Comentar que el alojamiento en Islandia es, en general, muy caro. Nosotras tenemos especial debilidad por tener un baño privado, lo que hace que el precio fuera más caro aún. Es recomendable reservar con la mayor antelación posible pues los alojamientos son limitados. En nuestro caso no tenemos ninguna queja importante de los alojamientos elegidos (conforme vaya publicando la ruta iré diciendo qué hoteles así como comentarios sobre ellos).
Alquiler de coche. La otra cuestión es qué coche alquilar y con qué compañía. Creo que esto fue casi más difícil que organizar la ruta. Lo primero y más importante a reseñar es que los alquileres de coches en Islandia no tienen el seguro de todo riesgo. Hay un seguro básico (cobertura de terceros y accidentes personales) y sobre ese hay que añadir todo lo demás: CDW (Collision Damage Waiver), SCDW (Super collision Damage waiver), GP (Gravel Protection), TP (Theft protection) y SAAP (Sand and ash protection). Nosotros contratamos todos menos el SAAP. Realmente el TP tampoco haría falta porque Islandia es bastante segura y no hay peligro de robo, pero lo contratamos por si acaso. Todos los seguros tienen franquicia, esto es, siempre habrá una parte que toca pagar en caso de accidente o daño al vehículo, no pierdas tiempo en buscar el todo riesgo, que no tiene franquicia, porque en Islandia no hay y nadie lo ofrece. Nosotros alquilamos en CarsIceland por precio, por atención al cliente (te responden las dudas en español) y porque fue el que vimos las opciones más claras. No nos hicieron retención en la tarjeta de ningún importe. Pagamos una parte por adelantado y el resto en la oficina de recogida. Elegimos recogerlo en el aeropuerto (no olvides que el aeropuerto internacional está en Kefliavic y no en Reykiavic). Es muy sencillo: vas hacia la zona de buses de los Car Rental y dentro del propio bus hay un cartel que indica qué compañías de alquiler están en cada parada. Para devolver el coche es lo mismo pero en sentido inverso.
Lo siguiente a tener en cuenta para alquilar un coche en Islandia es qué carreteras vas a usar. En Islandia la carretera principal y que recorre el país en círculo es la 1. Hay tramos que no están asfaltados y son de gravilla. Luego hay otras carreteras secundarias, que se usan para llegar a puntos de interés que suelen ser de gravilla también. Y luego están las carreteras F que solo son transitables con un 4×4. Nosotros en nuestra ruta no fuimos por ninguna F, pero elegimos un 4×4 (Dacia Duster) porque por precio y tamaño nos compensaba. Realmente esto es un punto a valorar porque el coche en el viaje se convierte en tu segunda casa, por lo que un buen coche, siempre hará la ruta más llevadera. El amplio maletero nos permitió desplegar todo nuestro equipaje, incluida comida o ropa/zapatos que nos poníamos o quitábamos según la ruta. En las carreteras de gravilla se agradecía tener un coche alto para no dañar los bajos o las ruedas y se podía circular a 80 (velocidad máxima en este tipo de carreteras en Islandia) sin peligro a quedarnos tirados por un pinchazo. Debo añadir que por alguna extraña razón, casi ningún coche de alquiler lleva el cubre maletero (la parte superior que cubre y esconde lo que hay en el maletero). Nosotros lo resolvimos comprando papel de regalo 😉 barato y práctico. En nuestro caso con la llave del coche venía un llavero que suponía descuento en dos marcas de gasolinera y café gratis en ellas 😉
La comida en Islandia es muy cara. En los supermercados no vimos pescadería con pescado fresco ni carnicería, casi todo es congelado o envasado. En los restaurantes el agua es gratis y en ocasiones también el pan.  Nosotros hicimos la mayoría de las comidas a base de bocadillos a medio día porque nos permitía mayor libertad de movimiento y cenas a base de sopas y embutido/queso. Comimos dos días en restaurantes (en la ruta diré cuáles) y otro día bacalao comprado en el supermercado y cocinado en el alojamiento (teníamos cocina). En nuestro caso y más por ahorro de tiempo que de dinero, decidimos llevar la comida desde España. No te revisan la maleta ni tampoco te hacen un test preguntando qué llevas en la maleta, así que si tenéis suerte como nosotras y no os toca ningún control aleatorio no habrá problema, eso sí con cabeza: comida fresca, como embutido o queso, envasada al vacío, pan de molde que dura más, frutos secos, sopas instantáneas y obviamente nada de líquidos. El supermercado lo usamos para comprar agua, picoteos y fruta básicamente. Nosotros encontramos dos marcas, los Bonus que son los más conocidos y cuya imagen es un cerdito rosa y los Netto. Se pueden comprar souvenir en ellos e incluso ropa, papelería…
La moneda. Nosotros no vimos ni una sola moneda islandesa. No cambiamos dinero y no nos hizo falta. Todo, absolutamente todo, se paga con tarjeta (baño público, supermercado, parking, gasolina…)
Clima. Me habían dicho mis amigos que ya habían ido en agosto (verano) que a pesar de la época hacía mucho frío. Por lo que nosotros que fuimos a principio de junio (primavera aun) pensamos que nos haría más frío todavía. Nada más lejos de la realidad, salvo dos días, el resto nos hizo un sol espléndido y un calor inexplicable. Añadir que para ver algunas zonas hay que caminar y bastante, e incluso en pendiente, por lo que el propio ejercicio ya da calor.
Maleta. Nosotros llevamos tan solo una maleta de cabina y una mochila, pues somos de la opinión menos es más 😉 Después de haber estado, mi recomendación es llevar ropa de invierno e impermeable pero sin olvidar la manga corta. Entre lo imprescindible diría que llevar calzado cómodo para caminar, a ser posible impermeable, un buen chubasquero, gorro, bufanda, guantes, unas chanclas o zapatos para caminar en el agua (hay una cascada que para verla hay que atravesar un río), una toalla, bañador, gafas de sol, música para el coche y un abrigo.
Excursiones. Son muy caras. Hay muchas y muy variadas pero antes de llegar a Islandia no teníamos especial interés en ninguna. Una vez allí, hicimos dos excursiones: Paseo en zodiac por el glaciar Fjallsárlón y paseo desde Reykiavic en barco para ver Puffins o frailecillos. Fuimos también a tres baños naturales: la Laguna secreta, baños naturales Mývatn y Laguna azul.
Reservas. Quizás por la época que fuimos no tuvimos problemas en las reservas de sitios a visitar. La laguna azul la reservamos al inicio del viaje para el último día y las demás excursiones sobre la marcha.
Día/Noche. Dependiendo de la época habrá más noche que día y viceversa. Habíamos leído que hasta en agosto se pueden ver auroras boreales porque ilusas de nosotras pensamos que podríamos verlas también. Pero nos tocó ver otro fenómeno: el sol de medianoche, que significa que hay luz durante todo el día. Si para dormir necesitas oscuridad absoluta, te recomiendo que lleves antifaz, pues aunque los alojamientos tienen persianas o cortinas, no en todos se logra una oscuridad absoluta. A mí personalmente me encantaba despertar a media noche y asomarme por la ventana y ver la total claridad que había. Esto permite alargar la jornada de turismo todo lo que uno quiera 😉
Baños naturales. Había leído y luego vimos, que a lo largo de todo el país hay muchos baños naturales. De hecho casi todos los pueblos tienen piscinas públicas de agua caliente. Las hay que están en terrenos privados y otras que directamente señalan que está prohibido el baño por la composición del agua. Puesto que soy un poco «histeriquilla» con eso de seguir las leyes, elegimos acudir a baños explotados turísticamente. Para acceder hay que pagar una entrada, te ofrecen toallas previo pago y disponen de vestuarios, duchas y taquillas. El más natural al que fuimos (y más barato) fue la Laguna secreta. No tiene excesivos «retoques» modernos y da la impresión de estar en una charca. El más turístico (y carísimo) es la Laguna azul, pero realmente merece la pena vivir la experiencia (más detalles en la ruta).

Continuará…

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